MONSERRAT PALACIOS

“El paisaje se piensa adentro de mí, y yo soy su conciencia” Paul Cézanne

Edición Especial Mayo (junio) 2022

Necesario para pintar un cuadro, escribir un ensayo, crear u ordenar un espacio es ser consciente de aquello que abraza a todos nuestros sentidos e invita a profundizar en ellos. Entre más conciencia y honestidad exista entre uno mismo y la propia percepción, las relaciones que surjan entre yo y el mundo serán de una naturaleza más íntima, nos permitirán crear obras más complejas y no menos bellas. Habrá mayor posibilidad de generar un diálogo que tenga más facilidad de tocar y sensibilizar a los usuarios, espectadores, creadores que entren en contacto con nuestro trabajo, todas aquellas entidades que formen parte de nuestro contexto. Pues como reza Pallasmaa en La mano que piensa “Mi cuerpo es verdaderamente el ombligo de mi mundo, no en el sentido del punto de vista de una perspectiva central, sino como el único lugar de referencia, memoria, imaginación e integración.”

La pintura que más destaca en mi trabajo no suele tomar referencias de otro lugar que no sea de la imaginación. Tienen que ser tomadas de mi propio archivo de imágenes mentales, sembradas y cosechadas a partir de mi relación y experiencia con el mundo.

La flor que pinto no quiere ser la copia de la flor que tengo enfrente, tampoco busca ir en su representación. Es la conjugación de todas las flores que he experimentado hasta ahora, delata mis afinidades en cuanto a colores, formas y materiales. Es una flor única. Y para que la tarea de pintar una flor de memoria se realice con destreza, es necesario que no sea la mente la única con la tarea de recordar, imaginar y crear. Mi mano tiene que recordar igualmente, los movimientos que ella ha realizado al momento de retratar flores y plantas con anterioridad. En ese sentido, el dibujo me obliga a observar con tiempo y detalle lo que se está retratando, obliga a mi mano a acariciar su forma, familiarizarse, integrarla, para poder pintar en su ausencia una nueva especie, una nueva flor que contenga las formas que caracterizan a las de su tipo.

En mi trabajo como pintora puedo decir que: si uno se da la tarea de describir o descubrir la forma en que uno mismo observa el mundo, puede comunicar, entonces, qué es lo que se pinta y por qué se pinta. La práctica deviene teoría y no al revés. Lo más importante que deja ver mi pintura es, pues, lo que he descubierto mientras ella me acompañaba.

Yo no pinto lo que veo, pinto lo que sé, viene de la vida misma y emula sus formas. Por eso considero que es normal, entonces, que la pintura se torne a veces incierta y que, al igual que la vida, nos deje perplejos ante nuestra propia identidad. Podría decir que es un tipo de realismo que consiste en ser capaz de retratar la complejidad de las interacciones que provoca tal o cual objeto u elementos que participan dentro del cuadro y de la vida. Al intentar captarlas no puedo dejar de traer al presente el consejo que dejó el gran cineasta Andrei Tarkovski, cuando escribe que hay que observar la vida con simpleza y precisión, con disciplina mental y nobleza de imaginación.

Quisiera responder, también, a la pregunta frecuente que las personas se hacen cuando ven mi trabajo: si todo lo he imaginado ya antes de empezar a pintar un cuadro, y si aquello que imaginé de un inicio se mantiene fiel al término del cuadro. La respuesta es no, evidentemente. El diálogo y las negociaciones se mantienen a lo largo de todo el proceso y más aún cuando la obra está terminada. Yo soy el medio “El paisaje se piensa adentro de mí, y yo soy su conciencia.”

Soy originaria de la CDMX (1999), egresada en Artes Visuales por la Facultad de Artes y Diseño de la UNAM. He participado y trabajado como gestora cultural y curadora en diversas exposiciones e instituciones como el Centro de Ciencias de la Complejidad (C3 UNAM), y como asistente de investigación en el posgrado de Historia del Arte. Como artista plástica he participado en más de una docena de exposiciones a nivel nacional e internacional. En su mayoría con trabajo pictórico, pero también con obra gráfica y fotografía. Intentando mantener siempre un lazo fuerte con la teoría del arte y otras ciencias sociales.

Actualmente me encuentro realizando una especialidad en Diseño arquitectónico aplicado en interiores, y he descubierto que tal cosa mantiene un diálogo potente y fértil con mi previo recorrido por las artes, y con mi inmenso asombro por los sentidos y la creación de atmósferas.