EDITORIAL

Edna Freeman

Edna
Freeman

El Virus silencioso e invisible:
¿Estamos todos contagiados?

Al parecer tenemos un virus insidioso que se ha propagado silenciosamente por todo el mundo. A diferencia de la pandemia de COVID-19, este virus no se puede detectar con una prueba de laboratorio, ni se puede curar con una vacuna. Este virus infecta nuestras conciencias, mentes y corazones, manifestándose de varias maneras sin que nos demos cuenta.

Este virus invisible nos afecta física, emocional y espiritualmente, muchas veces disfrazado de objetivos, anhelos y deseos desenfrenados.

Los síntomas se pueden manifestar como una sed insaciable de más títulos educativos, logros laborales, amigos, éxito, series para ver compulsivamente, contenido para consumir, oportunidades de viaje, experiencias gastronómicas, creación de problemas que atender, conflictos en los que participar, alcohol para ahogar las penas, distracciones en fiestas e incluso posesiones materiales como zapatos, relojes u otras cosas que brindan satisfacción temporal.

Desafortunadamente, la lista parece interminable, ya que constantemente necesitamos estímulos externos para llenar el vacío dentro de nosotros. Nos convertimos en portadores de este virus sin siquiera darnos cuenta, experimentando un malestar continuo.

Es como cuanto nos calmamos al tener un dolor de muelas aplicándonos anestesia y en nuestro día a día usamos como anestesia las actividades y cosas externas para sentirnos mejor.

Podríamos llamarlo el virus de la insaciabilidad.

Actualmente vivimos en un mundo de inmediatez, donde nuestra capacidad de atención ha disminuido drásticamente. Ya no encontramos atractivo en invertir tiempo y esfuerzo en cursos de 200 horas; en cambio, buscamos la gratificación instantánea a través de contenido de 30 segundos o soluciones rápidas.

Cuando las cosas no salen según lo planeado o cuando experimentamos una pérdida o decepción, surge el cansancio, la frustración, la tristeza, la ira y muchas otras emociones. Estas emociones son signos de la presencia del virus dentro de nosotros, carcomiendo nuestra paz y satisfacción.

Da la impresión que los orígenes de este virus se remontan a una edad temprana cuando pasamos por el proceso de domesticación.

La sociedad nos enseñó un conjunto de reglas que debemos cumplir a lo largo de nuestra vida, alejándonos de nuestra condición sana. Como resultado, desarrollamos miedos al aburrimiento, al silencio, la soledad, el envejecimiento, la enfermedad, la pérdida financiera, ¿que otros se te ocurren? y en última instancia nombraría la muerte. Estos miedos nos llevan a buscar perpetuamente más y más, como si la prisa constante y el consumo sin fin pudieran protegernos de lo inevitable.

Como líderes altruistas, es hora de que reconozcamos que todos sufrimos la misma enfermedad de la insatisfacción. Para comprender verdaderamente a las personas que colaboran con nosotros, debemos alejarnos del juicio y la urgencia de dictar sus acciones ayudarles a entender sus síntomas.

Es un virus con múltiples cepas ¿Como podemos realizarnos un auto diagnóstico?

Empezar a observarnos como si fuéramos un tercero y empezar a enlistar ciertos comportamientos que vemos cómo normales pero al final nos son incontrolables y en lo profundo sabemos que nos dañan.

No poder controlar el uso del teléfono celular o redes sociales en exceso incluso cuando necesitamos dormir.

Estamos pensando constantemente en la próxima comida aún cuando acabamos de comer.

Si compramos algo nuevo y pierde su atractivo en días o semanas, llevándonos a pensar en el próximo artículo que necesitamos.

Si vemos una serie o película cuando termina estamos pensando en cuál será la próxima.

La continua necesidad de salir de vacaciones, y cuando estamos de vacaciones pensamos en el trabajo.

Nos damos cuenta que a menudo estamos sumidos en pensamientos sobre el pasado o el futuro.

Nos sentimos víctimas de lo que otros hacen y queremos ir a contar nuestras penas a alguien. Nos quejamos de las condiciones del país o comunidad. Criticamos y juzgamos sintiendo que lo que nosotros pensamos es la verdad.

Si detectas alguno de estos síntomas puede ser el momento de reflexionar sobre la presencia de este virus dentro de ti.

Compárteme tus ideas al respecto en los comentarios a continuación y recuerda incluir un emoji que represente tus sentimientos sobre este tema.

En el próximo newsletter juntos podemos revisar como hacer frente y que antídotos usar contra este virus, si nos ayudamos poco a poco podremos recuperar nuestro verdadero yo en un mundo que a menudo nos anima a ser insaciables.

Edna Freeman
Fundadora de Altruism Now & Infini Distribution
Altruista | Empoderando desde la Compasión