La SEDATU dejó atrás uno de los capítulos más siniestros en la vida pública de México

Cuando llegamos no había teléfonos, equipo de trabajo o siquiera servicio de Internet. Muchos de los trabajadores tenían que bajar a imprimir con una memoria USB sus documentos a los cafés internet cercanos a las oficinas. A pesar de tener diferentes sedes, no quedaba claro cómo operaba ni cuál era el objetivo de esta dependencia. Era 2018 y recibíamos una secretaría en muy malas condiciones.

La Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) fue creada en el sexenio anterior, pero quedó muy lejos de alcanzar su potencial. En 2013, reuniendo las facultades y objetivos de la extinta Secretaría de la Reforma Agraria y algunas direcciones generales de la Secretaría de Desarrollo Social (antes Sedesol), fue creada la Sedatu. En papel quedaba muy bien, pues se conformaba un organismo con incidencia en el territorio que antes no existía y que, además, tenía el potencial de aportar en agendas actuales como la urbana, de vivienda, movilidad y ordenamiento territorial, que además son necesarias para el país.

Durante sus primeros cinco años, esta dependencia puso por delante la agenda política y los intereses personales. Al llegar, sabíamos que lo primero que debíamos hacer era poner orden en la casa realizando los cambios normativos necesarios para fortalecer a la Sedatu y robusteciendo los equipos con mujeres y hombres expertos en los temas de los que somos responsables.

Hoy la Sedatu es otra; dejó atrás el capítulo más siniestro de su historia. La transformación desde el territorio está en marcha y es un pilar que sostendrá nuestro proyecto de nación. Con equipo técnicos que saben lo que hacen, gente comprometida y honesta, la Sedatu está construyendo los cimientos para levantar a México desde abajo, como nunca se había hecho.

Hace unos días tuve la oportunidad de comparecer ante Comisiones Unidas de Desarrollo Metropolitano, Urbano, Ordenamiento Territorial y Movilidad; de Vivienda; y de Asuntos Frontera Sur con motivo del análisis del 2° Informe de Gobierno en la Cámara de Diputados. Fue un ejercicio ejemplar, con un diálogo respetuoso del que me siento muy orgulloso, pues compartimos a las y los legisladores porqué la Sedatu ya no es igual que antes.

El cambio es notorio en nuestras dos estrategias prioritarias. A través del Programa de Mejoramiento Urbano, la transformación de más de 40 municipios del país es hoy una realidad. El principal objetivo es conseguir el bienestar de las familias más pobres mejorando sus viviendas, regularizando la tenencia de su tierra y transformando su entorno inmediato.

Hemos apoyado la elaboración y actualización de más de 40 instrumentos de planeación urbana a nivel municipal, estatal y metropolitano. En el caso de la vertiente de mejoramiento barrial del programa, en el primer año ejecutamos casi 350 obras en más de 20 municipios en un tiempo récord, cuidando siempre la funcionalidad, el diseño y, sobre todo, la calidad de los proyectos. A través de la Comisión Nacional de Vivienda, se apoyó a cerca de 18 mil familias con el mejoramiento de sus viviendas y en el caso de la vertiente de regularización, tan sólo en el primer año del programa, el Instituto Nacional de Suelo Sustentable apoyó a alrededor de 6 mil familias al otorgarles certeza jurídica sobre su patrimonio.

Además de invertir de forma histórica en regiones a las que nunca se había llegado, estos proyectos impulsan el mercado laboral. Les compartí que el programa ha generado, a la fecha, más de 100 mil empleos, lo que se traduce en reactivar las economías locales y mejorar el ingreso de las familias más pobres.

Debido a su potencial para ayudar a las economías locales, este programa se amplió para que en los próximos meses lleguemos a 80 municipios más. Con una inversión histórica de 25 mil millones de pesos, se ejecutarán 165 mil acciones de vivienda para las familias más pobres de nuestras ciudades. Al mismo tiempo, invertiremos en más de 400 obras y equipamientos urbanos de alta calidad. Confiamos que estos proyectos generen más de 250 mil empleos directos que nos permitan contribuir a la reactivación económica de México.

En segundo lugar, en materia de reconstrucción, hemos trabajado desde la Comisión Intersecretarial para la Reconstrucción (a cargo del subsecretario David Cervantes) para restaurar y poner en pie el patrimonio de las comunidades afectadas por los sismos de 2017 y 2018. En lo que va de la administración, más de 34 mil familias han visto reconstruidas sus viviendas. Además, en compañía de los padres de familia, se han reconstruido más de 650 planteles educativos en las regiones más golpeadas. También se volvieron a poner en pie más de 90 hospitales y centros de salud, así como cerca de 600 muebles e inmuebles culturales. Esperamos que entre 2021 y 2022 concluya la reconstrucción en los estados afectados.

Además de estos avances, hay otros logros que compartir en materia de vivienda, ordenamiento territorial, sector agrario y movilidad; sin embargo, el espacio de esta columna sería insuficiente por lo que se los comentaré más adelante.

Tengan la certeza de que el equipo que me honra liderar en Sedatu está trabajando sin descanso para transformar el territorio. Seguiremos mejorando la vida en nuestras ciudades, reconstruyendo la esperanza de la gente y, sobre todo, trabajando por un territorio de paz, justicia y bienestar para el Pueblo de México.